Últimos minutos de un año, del año.
Ni el mejor ni el peor, vivido con cada latido y cada suspiro.
Y vaya.. ¡Sí que hemos aprendido!
Asusta que esas manijas que sentencian horas y días,
recorran el reloj con la velocidad de la vida.
Pero conforta saber que ese recorrido nunca ha sido vacío.