Elegir implica perder algo; te elijo; si a vos, y pierdo, pierdo
mucho. No sé si gano más de lo que pierdo, si pierdo más de lo que gano;
solamente sé que hay días en que lo perdido me pesa – y mucho – y días en que
doy todo por tu abrazo, tus besos, un mimo, una caricia. Días en que hago todos
mis esfuerzos y dejo pasar cosas que en otros momentos no pasarían por alto,
busco tu refugio, ese espacio entre tu hombro y tu oreja que tanto me gusta.
Hay días en que realmente necesito decirte que sos EGOÍSTA que así no quiero,
así no me gusta… pero tampoco te lo digo, creo que sería muy hiriente. La mayoría de las veces me gana la
incertidumbre, de no decir por no pelear, de pelear por no decir, de decir y
pelear, de no pelear y tampoco decir…. Esa incertidumbre del ¿Cómo sería si…? Y
que la respuesta me quiera largar a otra duda, pero que ante lo desconocido,
mejor duermo a tu lado.
Yo siempre busco tranquilidad, pero también momentos alocados,
divertirme, sentirme viva aunque sea tirándome al sol… vos tenés otras
prioridades, otras responsabilidades, una persona a cargo… y creo que no vamos
de la mano en eso; y me duele porque quiero hacer muchísimas más cosas que
quedarme todas las noches durmiendo, todos los findes encerradas, todas las
mañanas en casa. Quiero estar más en MI casa, Salir, ver a mis amigos, ir a
clases, si a las 23 hs me dijeron de irnos al culo del mundo, ir… Viajar dos días al pueblo que sigue, ir a la plaza, ir a tomar una coca a la Cañada, sentarnos en el pasto y ver los perros correr... No me quiero
quedar ¡no me quiero quedar! No quiero vivir a los 23 lo que me tocaría a los
33. No quiero dejarte, no quiero que te quedes, no quiero que te encierres, no
quiero que estés lejos. Quiero vivir con vos cada día que me queda, pero
VIVIRLOS, a full, con todo, con vida, con colores, con alegría.
Y ante la duda, una vez más, me acuesto a tu lado, y solamente me
dedico a soñar.